Hoy en día todo el mundo es terapeuta y ofrece soluciones fáciles, además de aventurarse a acompañar a las personas de cualquier manera y sin el bagaje necesario. Todo esto da lugar a un cúmulo de situaciones que, probablemente, provoque en las personas un estado que nada tiene que ver con su objetivo, o puedan verse dando vueltas que no llevan a ningún lugar productivo.
Hay muchos “terapeutas” que no tienen ni el recorrido ni los valores necesarios para tocar almas, porque eso es lo que se hace cuando acompañas a los demás: tocar almas. He podido presenciar como se emiten juicios y se compara a las personas, lo que no hace más que dejar muy claro las carencias propias. Una falta de autoestima, una necesidad de aprobación y una evidente falta de consciencia son características de estos intentos de terapeuta.
Para acompañar a alguien necesitas estar en pleno compromiso con tu propio proceso personal y ser activamente ejemplo de superación e inspiración. Además, necesitas saber, que verás todas las caras de las personas a las que acompañas, sabiendo alentar y, también, poner límites cuando sea necesario. A veces, tenemos el caso de quien muerde la mano que le da de comer y de quien nos copia descaradamente y accede a nuestros conocimientos y herramientas para aventurarse con ellos, cómo no, a ser terapeuta.
A veces, podemos encontrarnos con el caso de algún terapeuta que nos cuenta su vida por capítulos, se va por los cerros de Úbeda o nos dice lo que tenemos que hacer como una verdad absoluta, lo que debe encender nuestras alarmas. Por supuesto que en una sesión se pueden contar experiencias personales, porque, además, siempre compartimos aprendizajes y, ponerlos en común, normaliza mucho y ayuda, pero, una cosa es contar una experiencia personal que sirve como apoyo y ayuda y otra es acaparar la atención y el tiempo de una sesión en la que no eres protagonista.
Estamos en el planeta Tierra, por lo que, todo lo anterior, desgraciadamente, es normal. Pero, una vez más, podemos marcar la diferencia, porque aunque somos un porcentaje pequeño los que no formamos parte de esta espiritualidad prefabricada, tenemos mucho poder. Tenemos cualidades únicas y estilo propio. Ese es nuestro mayor valor: ser reales y responsables. Nadie nos puede copiar, eso solo es una ilusión.
Nuestro trabajo consiste en conectar a las personas con su esencia, con su verdadero poder y determinación, con su alegría y su chispa interior. Lo demás, viene solo. Somos un espejo, que va a reflejar en el espacio que se crea de respeto y seguridad, lo que la persona emite, por lo tanto, nuestra posición es la neutralidad. Eso a veces se puede tomar como dureza, pero, una vez más, quien así lo siente, debe saber que eso que experimenta lo está generando en su interior y necesita ser visto, reconocido y gestionado. De lo contrario, prevalecerá la irresponsabilidad con su proceso y toda una gama de miedos, siendo muchos inconscientes y pudiendo provocar una huida.
Debemos crear relaciones interdependientes y, por supuesto, el respeto debe ser la base. La humildad, apertura y compromiso también son compañeros imprescindibles. Un verdadero maestro te va a abrir más la puerta cuando sea necesario y, si en algún momento te la tiene que cerrar, no le va a temblar el pulso.
Cuando te pongas en manos de alguien, debe ser quien represente lo que quieres en tu vida, teniendo esas cualidades que te encantaría incorporar en ti, pero, es importante que la persona las posea verdaderamente y no sea un papel que se ha creado para impresionarte o para vender, que, tristemente, este es otro tema. Comprueba, en la medida de lo posible que quien tienes enfrente es real. Aprendamos a mirar a los ojos, recordemos nuestra verdad interior y lo que sentimos.
En un análisis general, son muy pocas las personas que viven conscientemente comprometidas con su evolución interior y se dedican el tiempo y energía que se necesita para crear un espacio de silencio y escuchar interior. Si formas parte de ellas, seguiremos generando el cambio en nuestro interior y entorno.
Que tu camino sea fructífero y encuentres a aquellas almas que te nutran y enriquezcan tu camino.
Adelante. Feliz estancia.