
La vida es un camino incierto en el que hay que transitar en soledad gran parte del recorrido. Y, esa soledad, a la que tanta gente le tiene miedo, es la puerta a la alianza con nuestra propia esencia, algo necesario e imprescindible. Por ello, lejos de ser algo negativo, es motivo de alegría, reconocimiento, plenitud y libertad. Además, no significa, estrictamente, la ausencia de personas alrededor, pero nuestro camino, es cosa nuestra.
Hay muchos mecanismos, en este planeta, ideados para llevarnos a caer en la culpa si no albergamos a todo el mundo en nuestra vida y, también, para hacernos creer que somos malos. Se acepta como normal cargar con responsabilidades ajenas, asumir procesos que no nos corresponden e ir de salvadores. Pues bien, todo eso tiene que ver con el ego, por no mencionar, que también hay que hacerlo, aunque mucha gente aún no esté preparada para integrarlo, todos los cuadros energéticos ideados para intervenir el camino de cada alma y mantenerla en un estado de control y sumisión.
Cuando vamos evolucionando, vamos siendo cada vez más libres y eso implica asumir la responsabilidad de nuestra vida y, también, permitir que los demás vivan su proceso. No nos corresponde hacernos cargo de responsabilidades ajenas. Esto lo he transmitido muchas veces debido a su importancia, pero siempre viene bien un recordatorio.
Evidentemente, cuando vamos creciendo interiormente y nos gestionamos, nuestra vibración va cambiando, nuestra vida va cambiando y cada vez somos más felices, que para mí, sin ninguna duda, la felicidad es estar en paz, en la paz del espíritu.
Desde esa perspectiva, de manera totalmente natural, vamos a provocar que muchas personas se alejen de nosotros, otras nos van a tener envidia, otras nos van a criticar porque somos diferentes…, y un sinfín de supuestos del estilo. Tenemos que gestionar todos los sentimientos que eso va a provocar en nuestro interior para no vernos afectados por la culpa e incluso creer que estamos haciendo algo mal. Importante: lo estamos haciendo perfecto. Salir de lo establecido es sinónimo de ir en la dirección correcta.
Todo esto nos duele, porque no entendemos que se generen estos sentimientos y conflictos hacia nosotros, cuando se supone que estamos haciendo lo correcto. Pues bien, estamos haciendo lo correcto y, precisamente, por ello, se mueven estos escenarios en nuestras vidas, para que dudemos y nos mantengamos sin hacer ruido, potencialmente manipulables y creyendo que somos insignificantes. Ahora, una sola alma brillando, tiene un impacto mucho más grande del que creemos. Y aquí está nuestro mayor aprendizaje. Brillar pese a todo, creer en nosotros pese a todo y seguir pese a todo.
También, voy a comentar, que solo las personas que nos manipulaban de una u otra forma, son las que van a estar incómodas con nuestro crecimiento. Por supuesto, nuestro crecimiento va a traer cambios, pero esos cambios son los necesarios para alinearnos con nuestra versión más consciente. Cada vez más consciente.
Esos cambios conllevan experimentación y necesitamos pasar por todas las polaridades, transitando todas nuestras partes, para, finalmente, posicionarnos en nuestro equilibrio interior y, cada vez más, en la neutralidad. Esta neutralidad no es entendida muchas veces y se nos puede tachar de fríos, duros e, incluso, implacables, pero no, esa neutralidad te hace sentir y, saber, cuando algo es correcto y cuando no, cuando te estás vendiendo, por ejemplo, para caer bien a los demás o ser aceptado y cuando estás actuando con integridad aceptando el precio de caer mal. Y, es que, no hemos venido a caerle bien a nadie, hemos venido a desarrollar nuestro potencial y a llevar a cabo nuestra labor como almas, que no es caer y adaptarse a una manera de vivir que pretende mantener a nuestra alma encarcelada.
Muchas veces se me ha presentado el debate con gente de que el mayor crecimiento es en comunidad. No me gustan los debates, pero me he visto envuelta en esta situación a menudo. Entiendo perfectamente ahora, que el objetivo de ello es aportar mi opinión al respecto y mover procesos. Mi experiencia y mi certeza interior me dicen que no: el mayor crecimiento es en soledad. Así lo he transmitido siempre y lo sigo haciendo. Solo las almas que hemos vivido y superado procesos fuertes en soledad sabemos esto. Hay mucha gente por ahí con el discurso de la comunidad, que no ha metido ni un pie en el fango de sus miedos, programaciones e incoherencias.
Es importante diferenciar la verdad en las personas. Conozco mucha gente que me dice que lleva años en grupos de crecimiento interior y todavía no tiene el valor de hacer una sola sesión personal y mirarse a los ojos de frente. Se agarran como un clavo ardiendo a la “comunidad” y no se atreven a dar un paso en solitario. Lo siento, no me vale. Veo manipulación, dogmas, miedo y dependencia. Si tu vida sigue igual y no asumes tu autoridad como ser humano, algo falla en esa comunidad.
Por supuesto que es maravilloso tener personas que nos apoyen y en las que apoyarnos, pero, he de decir que hay muy pocas personas que están en un nivel evolutivo capaz de aportarnos a las almas que llevamos un cierto recorrido real de evolución. En la mayoría de los grupos se “marean” los problemas y se cae en la energía de compadecerse los unos de los otros. Llegas tú, un ser consciente, aportas una solución y la gente se echa las manos a la cabeza. Resumen: no quieren evolucionar y, eso, para mí, es disidencia controlada, es decir, se mantiene a gente esclava en grupos en los que nadie aporta soluciones claras y se tiene entretenidas a las personas. Hay grupos, también, en los que quien dirige solo tiene el objetivo de llenar su ego y sentirse importante, por eso no quiere que los demás evolucionen. Más de lo mismo.
En cursos y formaciones exactamente igual. He dejado atrás a muchísima gente con la que he compartido cursos, porque, realmente, no hacen nada. Van a obtener diplomas y poco más. Tú llevas todo a la práctica, creces y el único resultado posible es la separación. Hay que aprender a decir adiós y saber que es algo totalmente natural.
En todas estas situaciones tenemos que gestionar también la tristeza, que es una emoción básica que aparece en cualquier cambio. Echamos de menos a las personas que hemos conocido, porque las apreciábamos, nos encantaría compartir y que evolucionaran, pero no siempre es así.
Una persona que asume su camino de vida desde el amor y la verdad va a tener muy presente a su equipo espiritual y, ese sí que nos acompaña pero bien para que aprendamos y evolucionemos. Ese sí que es un verdadero equipazo. Ellos nos ponen en contacto con personas que nos aportan de verdad, que nos hacen crecer y que nos acompañan desde la verdadera maestría interior. Eso sí es un regalo en nuestra vida y, para ello, tenemos que dejar atrás todo lo que represente estancamiento. Hay que saber discernir.
Y, por supuesto, la puerta está abierta para quien venga de corazón. Para todas aquellas personas que se han quedado por el camino y aparezcan de nuevo, porque hayan realizado su cambio, aquí estamos. Porque la mejor noticia es que las almas evolucionen y sean felices.
Las relaciones conscientes son desde el respeto y el crecimiento, con almas que nos impulsen a ser mejores y a contemplar posibilidades que antes no concebíamos. Eso es crecer y acompañarse desde la verdadera maestría interior.
Nos dejamos a muchas personas por el camino, pero vibrando en la verdad de nuestra esencia, van a aparecer almas maravillosas con las que nos sentimos en casa y, sencillamente, “somos”. El lenguaje del corazón es fácil de reconocer cuando estamos en la posición interior indicada.
Para todas las almas que estamos haciendo lo correcto: nuestro camino es inspirar.
Cuando somos reales, nuestra esencia brilla mucho más allá de lo que nos imaginamos.